Gobernanza corporativa, ¿cuándo considerarla?

Gobernanza corporativa, ¿cuándo considerarla?

Emprender es una palabra que despierta emociones fuertes: nerviosismo, orgullo, incertidumbre, incluso una sensación de cambio de vida inminente.Todo emprendimiento implica riesgo. Es una apuesta, una exposición voluntaria al mundo. Entre miles de factores (circunstancias, decisiones, coincidencias) y muchas horas de dedicación y esfuerzo, hay algo que no puede faltar: hacer las cosas bien desde el principio.

Todo nuevo proyecto nace de una visión. La intención de ofrecer un producto o servicio distinto, mejorado, necesario. Pero esa visión necesita una base: principios y valores compartidos entre los socios. Esa esencia es la que definirá la cultura de la empresa.

Aquí entra la gobernanza corporativa: los cimientos y la estructura que aseguran que el emprendimiento arranque con claridad, solidez y coherencia. También lo preparan para soportar los cambios, presiones y desafíos que vendrán.

 

¿Qué es gobernanza corporativa?

La gobernanza corporativa es el conjunto de reglas, valores, prácticas y procesos que definen cómo se dirige y controla una empresa.En términos simples: es definir quién toma las decisiones, cómo se toman y cómo se informan y supervisan. Es el marco que asegura que la empresa actúe con responsabilidad, integridad y eficiencia.

Incorporar la gobernanza desde el inicio no es burocracia: es visión de futuro. Significa garantizar decisiones éticas, proteger los intereses de todos los involucrados (socios, empleados, clientes, sociedad) y reducir riesgos como el fraude, los conflictos de interés o la mala gestión.

 

"La gobernanza no se trata de control, se trata de crear las condiciones para que otros puedan lograr su mejor desempeño."— N. R. Narayana Murthy

 

 

¿Por qué pensar en gobernanza desde el inicio?

Porque establecer gobernanza desde la formación es una inversión a largo plazo. A medida que el negocio crezca, ese marco será la guía para escalar sin perder el rumbo. Hará más fáciles las auditorías, atraerá inversión, y preparará el terreno para incorporar nuevos socios o directivos sin caos ni improvisaciones.

Tener las reglas del juego claras desde el comienzo también previene desacuerdos. Cuando el crecimiento llegue será con orden, transparencia y rumbo definido.

 

¿Qué necesito considerar para comenzar con una buena gobernanza?

1.             Definir roles y responsabilidades claras.¿Quién dirige? ¿Quién supervisa? ¿Quién decide? Establece desde el principio figuras como dirección general, junta directiva, comités y asesores externos.

2.             Establecer un marco ético firme.No basta con decir que se actúa con integridad. Es necesario definir los principios y valores que regirán la conducta de todos los involucrados.

3.             Crear un código de conducta y políticas internas.Define cómo actuar frente a dilemas comunes: conflictos de interés, anticorrupción, sostenibilidad (ESG), y auditorías internas. El código debe conocerse y aplicarse.

4.             Diseñar procesos de comunicación claros.La transparencia no se improvisa. Implementa formatos de reportes, mecanismos de seguimiento y canales donde todos puedan recibir y compartir información relevante.

5.             Tener un enfoque activo de gestión de riesgos.Anticipar es gobernar. Define políticas claras para riesgos financieros, legales y reputacionales. Crea comités o responsables dedicados a este monitoreo constante.

 

El emprendimiento, con el tiempo, construye una reputación y un valor de marca. Estos, a la larga, se convierten en un activos, casi tan importante como el producto o servicio que se ofrece. La gobernanza es el andamio invisible que permite cuidar ese valor, hacerlo crecer, y sostenerlo dentro del marco legal, ético y social que hoy más que nunca importa.

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